jueves, 11 de septiembre de 2008

Defensa de la Verdad


La Defensa de la Verdad

¿Quién defiende la verdad? En una era dominada por medios de comunicación masivas, por políticos, empresarios y otros lideres que buscan imponer y definir su versión de la verdad por medio del uso de técnicas de marketing, publicidad y propaganda, en una época en la cual gente ignorante llega al poder mediante el abuso indiscriminado de estos instrumentos -- ¿quien defiende la verdad?

En el mundo empresarial, que es (en general) un microcosmos del sistema capitalista con sus virtudes y males, la verdad es secundaria al dinero y a la imagen, a la rentabilidad, la ganancia, la fama efímera, la belleza materialista y superficial... Sus víctimas – las virtudes, los valores, los principios: La verdadera belleza que es profunda y va mas allá de la piel, la moda o las mamas agrandadas por ejemplo. La honestidad, la sinceridad, la dignidad y la nobleza, que son sustituidas por mentira, engaño, hipocresía y otros instrumentos de manipulación que buscan el poder por el poder.

La generación del verdadero valor financiero, económico y material, que viene de la generación de nuevos productos y servicios que tienen un impacto positivo en la vida de otras personas a partir de la creatividad, el servicio y sacrifico desinteresado por parte de empresarios comprometidos con la vida – todos sacrificados a cambio del negocito, el negociado, la mordida, de dinero malhabido, de enriquecimiento ilícito o abusivo, de la explotación del empleado. Este es el capitalismo mercantilista, salvaje, malo que muchos denuncian, pero demasiados aprovechan -- incluyendo los que más la denuncian. Un capitalismo sin principios, sin valores, sin verdad.

En el mundo político, ocurre lo mismo: En el liberalismo falso en la cual la libertad es enaltecida por sus supuestos defensores quienes son incapaces de ponerse en los zapatos de otros y de entender que estos no gozan de la libertad que tanto dicen defender, incapaces de sentir el verdadero significado de libertad en la práctica y en su misma esencia, mas allá de consignas o conceptos. En el falso socialismo, en la cual los proyectos políticos continúan poniendo a un supuesto y distorsionado bienestar colectivo por encima de la realidad del verdadero, sencillo y tan necesario bienestar del individuo – de la persona de carne y hueso, con sus dolores, necesidades, amores, realidades tan personales, íntimos y verdaderas que su importancia trasciende cualquier ideología o sistema – más aún aquellas que buscan suprimirlas en nombre de supuestas verdades colectivas...

En la cultura y en el arte, en el cine y el teatro, en la moda y en la calle... verdaderamente vivimos en la falsedad, en la era de la imagen y de lo superficial, del consumismo artificial incluyendo en la busqueda de lo espiritual, lo moral, lo intelectual y ni que hablar, en lo emocional... Vivimos en la era de Moksha, de la ilusión, del engaño y de la decepción – del engaño al pueblo por parte del Presidente y su entorno, del engaño al Presidente por parte de su entorno, del engaño del empresario a sus clientes y de los clientes entre si, de la mentira, la hipocresía y el engaño constante, persistente y especializado entre políticos y entre ellos y sus constituyentes que aun no trascienden la amorfa categoría de masas, de pueblo, de colectividades y movimientos sociales en las cuales la verdad y la esencia de la autonomía del ser humano es sujeta a la falsa imposición de supuestas verdades colectivas...

Y vivimos, sobre todo, en la era del autoengaño, del engaño de uno mismo con uno mismo, en la creación de falsas expectativas y falsos valores, en la esperanza trucha de que otro solucionará nuestros problemas y construirá un mejor destino cuando nosotros mismos somos incapaces de asumir el control de nuestras propias vidas, en la excitación pornográfica falsa que niega la esencia del verdadero amor, en la incapacidad de mirarnos, conocernos y amarnos profundamente a nosotros mismos. Vivimos en la era del engaño, la mentira, la hipocresía, la falsedad. Es hora de despertar. Es hora de buscar, de encontrar y de enamorarse de la verdad.


León Galindo Stenutz
2 de septiembre, 2008


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