miércoles, 8 de septiembre de 2010

Participar en el Proceso de Cambio con Amor

Miedo, Indiferencia y Escapismo son Inaceptables
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Participar en el Proceso de Cambio con Amor

- Las palabras sobran, las acciones escasean.

Bolivia vive un profundo “proceso de cambio” que viene acumulando cada vez más injusticia y maldad. El silencio, la indiferencia y el miedo no son formas responsables, adecuadas ni efectivas para reaccionar o huir de un proceso de esta naturaleza. Somos, en verdad, seres espirituales experimentando una vivencia humana. No es hora para la cobardía, la indiferencia ni la complicidad con la maldad. No es el momento para evadir el deber. Bolivianos, Americanos: Sumense al proceso de cambio con amor. Rompan con el silencio, el miedo y la indiferencia. Sumense al movimiento ciudadano a favor de una transformación basada en el respeto por la vida, las leyes y la paz.


Bolivia vive un profundo “proceso de cambio” que corre el riesgo de desembocar en una escalada desenfrenada de persecuciones, violaciones a libertades fundamentales, encarcelamientos, torturas, violencia y muertes injustificables y un sin numero de maldades e injusticias. Esto es lo que ha ocurrido por siglos, ocurre hoy, y ocurrirá siempre con todo proceso de cambio basada en una orientación extremista o totalitaria.

El silencio, la indiferencia y el miedo no son formas responsables, adecuadas ni efectivas para reaccionar o huir de un proceso de esta naturaleza. Somos, en verdad, seres espirituales experimentando una vivencia humana, y toda acción que tomamos queda registrada en la base de datos del universo.

Podemos huir pero no podemos escapar. Podemos callar pero no podemos taparnos los oídos. Podemos cerrar los ojos pero nuestro espíritu ve lo que nuestros ojos no quieren ver. Podemos trabajar, regalar plata, silbar, cantar, bailar, beber y hacer el amor con desesperación pero estas acciones no impedirán y menos ocultarán lo que sucede aquí, a nuestro alrededor, frente a nuestros ojos si no participamos en el proceso de cambio.

No es hora para la cobardía, la indiferencia ni la complicidad con la maldad. No es el momento para evadir el deber. No nacimos para refugiarnos en la ilusión. La bondad es el camino -- la generosidad, la paz, la tolerancia que siembra, el respeto ante los que faltan el respeto, la asertividad y coraje ante el intolerante, el fanático, el maleante…

Amados compatriotas, un hombre humilde, en muchos aspectos un ser humano como cada uno de nosotros, nos enseño que el amor es el camino y que el amor no tolera al odio, a la injusticia ni a la maldad.

Bolivia requiere tu apoyo, nosotros requerimos tu apoyo, todos los bolivianos que queremos vivir libres de violencia y maldad, de corrupción e injusticia, nos necesitamos mutuamente. No podemos ser víctimas de la cobardía ni de la maldad y la cobardía y la indiferencia también son una forma de maldad.

Por la vida, el amor y la paz que la mayoría de las personas desean para sus familias, sus naciones y para si mismos -- participen en el proceso de cambio con amor y en paz. Rompan con el silencio, el miedo y la indiferencia. Súmense al movimiento ciudadano a favor de una transformación basada en el respeto por la vida, las leyes y la paz.

León Galindo Stenutz
Cochabamba, 8 de septiembre, 2010

www.leongalindo.net


El amor es la base del proceso de cambio

El amor es la base del proceso de cambio

Dice el Sagrado Corán: "Dios es Amor (Uadud)”
- A quienes hayan creído y hecho buenas acciones
el Compasivo les dará amor".

- Sheij Abdul Karim Paz

El amor, no el odio ni el miedo, es el principio más poderoso y el mejor indicado para guiar el proceso de cambio que vivimos hoy en Bolivia y en América. El cambio social basado en el amor, en todo el sentido de la palabra, es mucho más poderoso, duradero y real. Se equivocan quienes piensan que el poder total puede ser conquistado y retenido indefinidamente mediante la violencia. El verdadero poder, el gran poder, es la que da vida, no la que quita vidas, la que construye para una eternidad y no la que destruye en un instante, la que eleva a los espíritus, corazones, mentes y cuerpos de los seres humanos y no la que reduce al hombre a chatarra física, mental y moral.

El amor, no el odio ni el miedo, es el principio más poderoso y el mejor indicado para guiar el proceso de cambio que vivimos hoy en Bolivia y en América.

Algunas personas piensan que la violencia, la amenaza, los golpes, los juicios, la cárcel, el insulto y la agresión son mecanismos muy efectivos de conquista y control del poder político, económico, social. Tienen toda la razón, y lo están demostrando de manera muy efectiva, en Irán, Venezuela y en Bolivia.

Cada vez más gente tiene cada vez mas miedo. ¿De que? De todo, de nada, por si acaso, por que sí. Funciona el totalitarismo, funciona la dictadura, funcionan el uso del amedrentamiento y de la violencia como instrumentos de poder. Hitler lo demostró, Stalin, Mao, Pol Pot, Ceucescu, Idi Amin… es relativamente fácil, una vez que se ha entendido como oprimir, una vez que se entienda que los seres humanos aman sus vidas y desean protegerse, desean evitar la maldad, prefieren por lo general agachar la cabeza a enfrentarse a aquellos que no dudan en violentar, golpear, enjuiciar, asesinar…

Sin embargo, la transformación social basada en el amor, en todo el sentido de la palabra, es mucho más poderosa, duradera y real como enseñaron y demostraron Mandela, Martín Luther King, Gandhi, Tolstoi, Teresa de Calcuta y muchos otros.

Se equivocan quienes piensan que el poder total puede ser conquistado y retenido indefinidamente mediante la violencia. Jamás puede ocurrir esto. A lo mucho la violencia del odio y el odio con violencia pueden asegurar un poder temporal construido sobre la imposición, la destrucción, la violación y la muerte.

El verdadero poder, el gran poder, es la que da vida, no la que quita vidas, la que construye para una eternidad y no la que destruye en un instante, la que eleva a los espíritus, corazones, mentes y cuerpos de los seres humanos y no la que reduce al hombre a carne magullada, a chatarra física, mental y moral.

El ser poderoso no es el que amenaza, insulta, encarcela, agrede, ataca, hiere, viola, exilia, destruye. El ser poderoso es el que ama. Aquel que genera confianza. Aquella que siempre dice la verdad. Aquel que abraza a su prójimo y ante quien los demás se sienten en paz. Aquella que abre el corazón sin miedo. El poderoso no es el criminal vestido de corbata o de abarcas, sino el hombre humilde, la mujer serena que se esfuerza por comprender, servir y amar a los demás en cada pensamiento, en cada gesto y en cada palabra, en cada acción desde que amanece hasta que se acuesta con Dios.

Algunos de los “poderosos” actuales se equivocan. La transformación de Bolivia y de América no pasa por la destrucción de vidas, familias, negocios, propiedades y esperanzas sino todo lo contrario. No pasa por un falso socialismo ni por una falsa pseudo-religión en la que se endiosa de dientes para afuera a la madre tierra, al pueblo y a todas las cosas de las cuales algunos se llenan la boca. Pasa más bien por los actos sencillos, humildes y callados de construcción de confianza, respeto, dialogo y amor.

León Galindo Stenutz
Cochabamba, 8 de septiembre, 2010

www.leongalindo.net