domingo, 21 de septiembre de 2008

Bolivia hipnotizada




Bolivia Hipnotizada:
Como Todo Un Pueblo Se Deja Avasallar por la Dictadura

Tuve que pensar dos veces antes de publicar esta nota. Pero no la puedo pensar tres veces -- la vorágine de eventos y el paso acelerado de la historia por este rincon del mundo no lo permite. No puedo callar. No puedo ser tan hipócrita ante tanta apatía e ignorancia, ante un pueblo que no es capaz de reaccionar ante tanta maldad. Quisiera ser mucho mas positivo. Quisiera motivar a mi pueblo con alegría y optimismo. Pero no puedo. Estoy decepcionado. Conmigo mismo, con todos los bolivianos, con nuestros supuestos amigos en otros países, con nuestra absoluta mediocridad. Espero que al menos entiendas, querido lector, que detrás de lo negativo y duro que soy en esta nota, pulsa un gran amor, un profundo y gran amor por la libertad, por la paz, por Bolivia y por el amor mismo. Creo de verdad que podemos todos vivir en paz y con mucho amor y es por esto que publico esta nota. Mi conciencia lo exige.

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Bolivia esta adormecida, atontada, hipnotizada. Desaparecieron las elites verdaderas. Nadie habla ya de una clase alta, de una aristocracia caracterizada por la ética, la dignidad y el servicio a su pueblo, de esa clase pequeña pero vibrante que trajo prosperidad y paz a Bolivia durante fugaces periodos de liberalismo real.

La clase media no reacciona -- ¿está dormida, asustada o totalmente podrida? Los campesinos, mineros y demás obreros de base están totalmente cooptados por una doctrina cuyas consecuencias no entienden, una doctrina de dictadura y muerte que solo les traerá más dolor y miseria.

El narcotráfico y el crimen organizado florecen. El medio ambiente se destruye a un paso acelerado. Los principales representantes del gobierno nacional mienten y tergiversan sin cesar para lograr su preciada revolución, destruyendo lo bueno para, dizque, construir algo mejor. Radicales armados entrenados por cubanos y venezolanos dirigen a decenas de miles de indigentes pobres e ignorantes en una dictadura callejera que bloquea carreteras, acechando a la ciudad de Santa Cruz y ocupando la ciudad de Cochabamba, listos para brincar. Los abogados del oficialismo se preparan para su último asalto a la Corte Suprema, último bastión de la justicia y del estado de derecho en Bolivia.

Y los bolivianos no reaccionan. La clase media no reacciona. Los hombres y mujeres de bien no reaccionan. No hacen nada. No dicen nada. No comentan. No actúan. No marchan. No protestan. No se organizan. Quizás se merecen la dictadura, el caos, la anarquía que desataría la imposición de ese burdo documento que el oficialismo osa llamar Constitución Política del Estado.

Mi padre lucho durante más de cuarenta años por lo bueno, lo justo y lo noble: El derecho a vivir en libertad y en paz, el derecho al trabajo y a disfrutar los frutos del trabajo de uno mismo, el derecho a vivir con esperanza y dignidad, sin miedo, sin odio y sin resentimiento. Después de toda una vida de sacrificio y dedicación ¿qué ha logrado?

Vuelve la guerra fría. Vuelven los comunistas, los mentirosos, los anarquistas, los manipuladores del poder, los criminales disfrazados de dirigentes y de políticos para destruir a Bolivia, para servir sus intereses y pasiones más mezquinas y todo en nombre del pueblo, de la libertad y de la dignidad. ¡Por favor!

¿Y yo? A diferencia de cientos de miles de compatriotas de mi generación, volví a Bolivia para servir. Dejé un mundo de oportunidades y lo que más importa en el mundo por creer y querer a mi patria, para servir a mi patria.

Pero miro a mí alrededor y me pregunto si vale la pena. En este momento la gran mayoría de los bolivianos me parecen unos cobardes, unos ignorantes, gente que no merece la libertad. Mientras el país zozobra como el Titanic siguen chupando, bailando, hablando estupideces, trabajando de callados, viviendo como si nada pasará. Una total y absoluta vergüenza.

Tal vez los bolivianos necesitamos perder la paz y la libertad para valorar lo que teníamos. Quizás, como tantos otros pueblos, tenemos que pagar el terrible precio de muerte y desesperación que resultan cuando la apatía, la ignorancia, la irresponsabilidad y la cobardía se imponen. Quizás. Ignoramos la historia. Ignoramos las mentiras y las violaciones incesantes contra toda nuestra dignidad, contra nuestra esencia misma. Ignoramos como nos manipulan, nos violan, nos invaden – y lo hacemos todo de callados, sin decir nada, sin organizarnos, sin enfrentarnos con dignidad a tanto atropello. ¿Qué pasa Bolivia?

Quizás merecemos morir violentamente o vivir muertos, sin libertad, sin esperanza, como los cubanos. Quizás. Quisiera creer que aún estamos a tiempo pero hasta ahora la absoluta y total apatía, mediocridad e incapacidad del pueblo boliviano ante el avasallamiento total parece ser real. Parece que los bolivianos prefieren no mas vivir como esclavos. Espero que los hechos demuestren lo contrario.



León Galindo Stenutz
Domingo, 21 de septiembre de 2008, 08:15 a.m.

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